Estos niños de ahora...
- Amaya González Ispizua
- 21 ago 2019
- 2 Min. de lectura
La infancia, como ya sabemos, es una etapa de gran relevancia en la vida de cualquier ser humano, ya que durante ella tiene lugar el mayor desarrollo físico y mental en un lapso de tiempo relativamente corto, se desarrollan habilidades y se generan aprendizajes significativos a partir de diferentes experiencias que irán conformando la personalidad de los niños, orientando sus decisiones, formulando preguntas, motivando su creatividad, forjando sus metas etc.
Los niños han recibido mucha atención durante los últimos años: se han creado diversos métodos de enseñanza, juegos y juguetes vanguardistas, espacios de recreación dirigidos a las distintas edades, comida especializada…la cantidad de estímulos que reciben a diario es en muchos casos, imposible de digerir.
Tantas distracciones a su alrededor parecen disfrazar sus necesidades más básicas como son el cariño, la atención y la aceptación de sus seres queridos.
Ciertamente en la actualidad el tiempo que pasamos fuera de casa nos impide realizar con nuestras familias todas las actividades que nos gustarían. Pero como en todo, calidad antes que cantidad, el dedicar un espacio diario a los hijos, en el cual se pueda hablar de su día, sus sentimientos, sus ilusiones y sueños es alimentar su seguridad y el vínculo entre ustedes y ellos.
Como niño, el saber y sentir que a tus padres les interesa conocerte, que te aman y te aceptan te da la base para enfrentar la vida, y se debe alimentar constantemente.
Es importante recordar que todos formamos nuestro autoconcepto a partir de lo que nos reflejan los demás y nuestra propia percepción. Así que si nos encargamos de reflejarles a nuestros niños a través de nuestro ejemplo, amor, luz, esperanza, congruencia, empatía, responsabilidad, tolerancia, generosidad, voluntad, constancia y una vida saludable, estaremos contribuyendo en gran medida a su crecimiento interior, a su conciencia, independencia y compromiso que forjarán personas buenas y llenas de calidez humana que tanto hacen falta en el mundo.
En otras publicaciones abordaré con mayor profundidad este tema y estar dando sugerencias prácticas para llevar esto a cabo.
Namaste
Amaya González Ispizua

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